20 de septiembre de 2024
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No es un secreto que la pandemia avasalló con todo a su paso en nuestra rutina desde el primer día en que fue declarada, cambiando por completo todo lo que conocíamos como normalidad, llevándonos a rehacer nuestras vidas y enfrentar cada día de una forma distinta.

Trabajo, estudios, relaciones interpersonales, vida familiar y todos los ámbitos de nuestras vidas se vieron afectados por la drástica transformación de la cotidianidad, afectando la salud mental de las personas alrededor de todo el mundo.

Y sin duda, dentro las medidas sanitarias desconocidas que fue necesario adaptar, como el distanciamiento social, las mascarillas y el uso constante de alcohol gel, el hecho de limitar el contacto con nuestros cercanos debió ser el factor más influyente y tan complejo que fue capaz de hacer tambalear por completo la estabilidad emocional de las personas.

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Refugios alternativos en pandemia

Es en este punto donde muchos buscamos refugiarnos en diversas actividades, gustos y quehaceres divertidos en los cuales encontrar algo de inspiración y un poco de esperanza dentro de todo mal pronóstico, y para el melómano que todos llevamos dentro, la música, siempre puede ser sanadora.

Así fue para Ignacio Alarcón, músico y cantante penquista, quien contó que »en la pandemia se dio una relación especial con la música, porque creo que la pandemia para mí fue un periodo de harta introspección».

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Desde luego, el intenso proceso de adaptación a la nueva normalidad, el aislamiento y mucho tiempo con nosotros mismos, permitió espacios de introspección, y aunque mucho silencio en ocasiones se podía ser tortuoso, en otras trajo resultados fructíferos. «La introspección de estar así, tanto tiempo sólo, me hizo dejar de pensar que mi música tenía que gustar, empecé a hacer canciones más para mí y encontré mi voz» expresó Ignacio.

Para Macarena, una estudiante de la Universidad de Concepción, la música también sirvió como un refugio durante el tiempo de la pandemia, ella expresó que «la música en la pandemia fue una relación bastante buena, porque aprendí a conocer todos géneros de música, otras canciones y otros artistas».

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Por otro lado, para Luis Montecinos, un estudiante de Teatro y Comunicación Escénica, no fue sólo la música, sino que fue un conjunto de actividades artísticas que le ayudaron a sobrellevar la nueva normalidad virtual y todo el tiempo libre que trajo consigo. «Siempre he estado ligado a la música, así que no fue un cambio tan grande, pero cumplió un rol fundamental y era que me ayudaba a no deprimirme por no saber qué hacer en todo el día», manifestó.

De esta forma, vemos que aún en los peores escenarios existen puertas de escape, como la que puede ser la música, y en el caso de la Covid-19, no fue la excepción.

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