Créditos a Vitaly Gariev
El éxito de las redes sociales generó una gran influencia en la esfera de la moda. Ya que, plataformas como Instagram, TikTok y Facebook, se han convertido en espacios para la promoción de compras del fenómeno fast fashion o slow fashion. Además, parece ser que cada vez están más involucrados en la manera en que compramos, y como nos percibimos a través de las prendas.
¿Cómo y qué compramos por los estímulos de nuestras pantallas?
Hay dos fenómenos que están siendo masificados en las redes, pero ambos poseen diferentes connotaciones según sus consecuencias.
Nuestro dilema: el fast fashion
Conocida en español como la industria de la mopa rápida. Varios usuarios de reconocidas plataformas publican hauls de ropa, regularmente de marcas como Shein, H&M, Aliexpress, entre otras.
El problema con este tipo de contenido es que ya se ha demostrado que promueve la aceleración del ciclo de las tendencias, creándose microtrends. El proceso del fast fashion se puede sintetizar en cinco etapas:
- La introducción de un microtrend. Los hauls, los famosos posteando ropa en tendencia y personas que explican que se va y que se queda en la esfera de la moda.
- El ascenso. Las personas comienzan a comprar en las industrias que copian los diseños de la marca original.
- Punto culminé. Gran parte de la comunidad posee los artículos y se han generado la mayor ganancia.
- El declive. Las personas comienzan a desechar las prendas adquiridas, y las marcas hacen lo mismo al ver que ya no sigue teniendo fama, ni ganancias.
- El trend se vuelve obsoleto.
La industria de la moda es una de las más contaminantes, por lo que no se debe seguir acelerando los procesos textiles. Incluso, debemos sumar la falta de ética donde trabajan con sueldos mínimos, condiciones laborales lamentables, y el robo de diseños a otras marcas.
Las redes sociales y la moda son una pareja alarmante, solo hay que ver la promoción del consumo masivo. Los niveles de contaminación están llegando a extremos preocupantes con la corta vida de las prendas y el desecho rápido del stock no vendido.
“Especialmente en Chile que llega tanta ropa de segunda mano, y que mucha de esta está siendo botada o quemada. Yo a veces siento que estamos hundiéndonos en ropa sin darnos cuenta”
Beatriz O’Brien, socióloga y directora de Bien Común
Nuestra posible solución: el slow fashion
Nace como reacción al fast fashion, buscando ser un modelo más sostenible y agradable con el medio ambiente. Propone una desaceleración de los procesos productivos buscando interpelar a los fabricantes y a los consumidores.
Aquí es donde entran los usuarios que hoy en día están generando conciencia enseñando las consecuencias de la moda rápida. Llaman a comprar en tiendas de ropa usada y muestran nuevas maneras de reutilizar (también llamado upcycling). Así mismo, entran los estados sumándose a este nuevo modelo para una moda verde, como en la propuesta europea “Green Deal”.
“A mí me sale publicidad que me dice que compre en Shein y H&M, pero también me sale la otra cara de la moneda donde se muestra como se trabaja adentro.”
Yanara Chacón Hernández, consumidora de contenido de moda.
¿Nos influencian las redes sociales a la hora de vestirnos?
Además de como y qué compramos, las redes también han entrado en el espacio de escoger nuestra propia moda. Mayoritariamente adolescentes han confirmado que siguen y usan los que sus celebridades ocupan, a veces interrogándose si es correcto o no.
“Trato de no llevarme tanto por esos temas porque siento que si le presto atención a las tendencias, a cada rato voy a caer en el juego del consumismo, voy a caer en la de necesitar comprar más ropa, más ropa, y más ropa, para verme mejor.”
Eloísa López Ramos, consumidora de contenido multimedia
Las publicaciones que hablan del ciclo de la moda provocan que muchos jóvenes sientan presión en su vestir. Además, surgió la obligación implícita de no repetir atuendos, y es que no es común ver a un famoso con el mismo outfit dos veces.
¿Cambia el cómo nos percibimos con las redes sociales y la moda de los influencers?
Ver diariamente un mismo cuerpo llevar la ropa que deseas usar, genera un encuadre de que ciertas prendas son solo para ciertos cuerpos. Con las redes sociales se ha globalizado y masificado las restricciones de ropa-cuerpo ganando poder sobre los usuarios.
Aun así, las redes sociales tienen un lado positivo porque muchos han decidido romper estas barreras impuestas. Han demostrando que cada persona tiene la libertad de usar lo que les guste.
“Incluso con los influencers hacen que la gente ya no tenga ese miedo de vestirse de cierta manera”
Kamila Rojas, usuaria de redes sociales
No se puede negar que las redes sociales y la moda ya están inevitablemente conectadas, y que las influencias son de grandes magnitudes. Ahora no sólo existe los llamados para el fast fashion y la mantención de los estereotipos. También, están los que deciden romper con todo ello y buscar nuevas maneras de ayudar para generar que la moda sea más sostenible. Una pugna se ha creado, contenidos chocan en valores, y ahora depende netamente de la elección del usuario. Entonces, te pregunto:
¿Qué contenidos decidirás seguir consumiendo?
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